El pasillo del colegio sobre el que versa la intervención, recorre una longitud enorme de más de treinta metros, pero con sólo una anchura de metro y medio.  Es un espacio desproporcionado, de longitud excesiva,  oscuro, lúgubre, poco ventilado y con acabados obsoletos en su concepción. 

Cuando pudimos visitar el centro por primera vez, los propios docentes nos indicaban que para ellos, la intervención sobre este espacio resultaba prioritaria, conscientes de la experiencia poco satisfactoria a la hora de recorrerlo ( tratemos de imaginar la sensación de un niño en edad infantil). 

Por tanto, abordamos este trabajo conscientes de la dificultad de lo requerido; transformar un espacio muy complicado en un espacio motivador y decidimos crear un espacio muy imaginativo , casi mágico, como sacado de un sueño. Un espacio para soñar, al fin y al cabo,  un espacio para la creatividad. 

“La creatividad es la imaginación trabajando. Puedes hacer real lo que imaginas, si eres creativo.  La imaginación es la fuente de toda forma de logro humano. Y es cierto, ella lo impulsa todo. La imaginación es la habilidad de ver las cosas, no como son , sino como podrían ser, y esta no tiene  límite. En tu cabeza puedes transformar los sonidos en colores, puedes imaginar el color del aleteo de un colibrí. La imaginación nos permite pensar en lo que aún no existe.  Hay que soñar despiertos de nuevo, abrirnos  como una antena gigante del mismo modo en que una flor se abre al universo; hay que permitir que nuestro cerebro nos seduzca con las conexiones pertinentes para ampliar su percepción y captar la información que  nos envuelve. De ese magnífico estado de contemplación NACEN LAS IDEAS QUE HAN CAMBIADO EL MUNDO “